El teatro, como a mí me gusta, se hace quitando máscara tras máscara hasta llegar al “yo” puro, auténtico, verdadero. Se requiere valor para poder mostrarse tal y como eres. Durante todos estos años he servido a este dios todopoderoso, El Teatro, en el cual creo con todo mi ser. Me ha llenado de alegría, de sentido, ya que solo creando puedo justificar mi presencia en el mundo. En este momento, alejada de mi espacio mágico, sigo alimentándome de esa energía producida por generaciones en lo que se recuerda como ”historia del teatro”. Hilos invisibles conectan actores, actrices, dramaturgos, dramaturgas, escenógrafos , escenógrafas, técnicos, técnicas, compositores, compositoras, aspirantes a conocer los secretos de este arte. El camino no es fácil. Hablamos de una clave para conseguirlo: la perseverancia.

Tienes que saber lo que quieres para poder pasar a la acción; tener claro, en detalle, de manera especifica, tu deseo. Una vez encaminada, encaminado, buscas los medios. Quedarse soñando de brazos cruzados, esperando ser descubierto, no es una opción.

Como actuar es hacer, esto es lo que haremos: practicar con paciencia, sabiendo que solo así cumpliremos nuestro sueño. El “cómo” es esencial en la elección del camino. Qué forma teatral te llama, qué es lo que te impulsa, para qué tipo de teatro tienes más disponibilidad, qué es lo que te gusta. Una vez lo tengas claro, busca la escuela que te pueda formar, con respeto, conocimiento y profesionalidad. Para ello, no solo las búsquedas en Internet son imprescindibles; lo mejor es contar con experiencia de primera mano, participando en clases de prueba, escuchando a antiguos alumnos de las escuelas que te parezcan interesantes.

Prepárate para unos años de estudio. Un actor o una actriz se forma en unos diez años, según los expertos. Puedes tener nociones de interpretación en menos tiempo, pero dominar este arte precisa de una preparación intensa de años. Y no solo esto: nunca se acabará el aprendizaje, cada nuevo personaje, será un nuevo comienzo, un nuevo camino, un nuevo descubrimiento. Esto es lo que hace que el arte interpretativo sea apasionante, vivo, adictivo.

El teatro te moldea, te mejora como persona, te regala las mejores vivencias.

Una cosa es cierta: ningún ser humano experimenta lo que llega a experimentar un actor o una actriz en escena.

El público consigue compartir destellos de vivencias con los actores, motivo por el cual el teatro no desaparecerá. Como señala David Mamet, hay una gran necesidad de comprobar que las relaciones interhumanas son posibles.

Si te gusta el teatro, haz teatro.

Vive tu vida en el teatro . Estoy a tu lado para guiarte con profesionalidad, con respeto y con conocimiento.

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