Desarrolla la capacidad de contar, fantasear, mejora las relaciones personales.
El trabajo en escena está basado en el uso de la creatividad, en un proceso que desarrolla la percepción del individuo sobre el mundo en el que vive y también sobre él mismo.
El individuo tiene la posibilidad, aunque sea por unos instantes, de convertirse en otro, vivir un papel, dar soluciones personales a los problemas vitales, a través de los conflictos en los que están implicados, los personajes de la literatura o la historia.
Todas estas ideas se llevan a la práctica en un contexto seguro, donde las acciones y las consecuencias se analizan, se comentan y experimentan, en el sentido real de esta palabra.
La base de este concepto es la comunicación. Al igual que en otras artes, el teatro nos permite comunicarnos y entender a los otros, respetando las diferencias, no sólo a través de la palabra. La clase de teatro favorece el acto de la comunicación, tan necesario hoy, en un mundo en el que la transmisión de la información es vital.
Los niños que interaccionan con las diferentes formas de arte dramático tienen menos dificultades a la hora de hablar en público, son más convincentes en la comunicación oral o escrita, son capaces de ponerse en el lugar del otro, reaccionar en consecuencia y desarrollar su autoestima.